El día que te vayas
dedícame un adiós sin despedidas,
sin promesas falsas, sin heridas,
que no haya excusas, ni palabras vacías,
solamente un adiós en la mirada y una despedida.
El día que te vayas
no hagas promesas que nunca cumplirías,
ni trates de sonreír, porque no habrá sonrisas,
no tengas ninguna duda, ninguna melancolía,
será el día que se acabe, lo que empezó aquél día.
El día que te vayas
no digas el último ¡te quiero todavía!
porque nunca debiste querer lo que no sentías,
dime sólo adiós y déjame un beso en los labios,
no me des la mano, dedícame una caricia.
El día que te vayas
no mires hacia atrás, no lamentes tu partida,
yo lloraré por los dos y te querré mientras viva,
es mejor que no haya lágrimas vacías
ni llantos amargos, ni tristezas escondidas.
El día que te vayas
yo seré, sin que llegues a saber de mi,
una sombra leve que acaricie tu delicada mejilla,
te llevaré conmigo allá donde yo camine,
y guardaré tu adiós, en un rincón de esta alma mía.
El día que te vayas
dejaré de estar en tus solitarias horas
pero tú seguirás para siempre en las mías,
que nos envuelva el silencio, como nos envolvió aquél día,
y se acaben las palabras no pronunciadas todavía
Tanto sentimiento entre los versos por el día de ausencia y despedida del ser amado.
ResponderEliminarPersevera.
Saludos...